9/10/14

¡Excálibur somos todos!



Me pongo en lugar de la mascota encerrada en casa de esos humanos, 'amantes de los animales'. Esa criatura que sale (si lo hace) 2 veces al día a defecar en la vía pública de los malvados urbanitas. Esa inocente que tiene como dieta única las malditas bolillas del amor perruno. Ese bello animal que a menudo es desorejado, capado o "descelado" por su 'bien' y no digamos, por el de su 'familia' sapiens. Pero ella, la mascota, sólo sabe que es feliz junto a los suyos, que para eso es lo único que conoce y lo último que conocerá, si no es abandonada antes cual humano anciano en la 'carretera de Mamona', claro...
No olvidemos que la mascota no tiene por qué responder solamente a la familia de los cánidos. También puede ser gatete, pájarico (¡los hay que parlan!) conejo tambor, iguana de secano, jabalí de barrio, pez fofito, araña (¡carnívora!), grillo (¡se los come la araña!) y así hasta centenares de seres vivos, que pueden llegar a ser muy queridos por su 'familia' de adopción. La mascota, por regla general, son ele ejemplo viviente del mito de la Caverna de Platón; bueno, de la Caverna y del piso de protección oficial... Y tú, amo y señor de la covacha eres la sombra chinesca que desfila ante sus ojos ¡eres dios! Aprovéchate de ser amado incondicionalmente, sin reproches, como siempre te mereciste a lo largo de tu azarosa vida. Aún así, no te confíes, tu poder en la Covacha es limitado y el libre albedrío también afecta a tus bichos. Hay que estar encima de ellos para que no se junten con amistades cochinas ni enfermedades esdrújulas en el patio de la Gruta, que luego van y los sacrifican, y la Caverna, el piso o lo que fuere, vuelve a ser lo que era y a lo mejor no te gusta. Nada.
Por otra parte, quisiera recordar en este artículo animal, el 'genocidio' que se produce en nuestros mataderos, dónde decenas de vacas risueñas, entrañables borreguitos, guarros campechanos... son sacrificados a diario para hacer del 'montaíto de lomo' terrorista el puto amo de la hostelería carnicera. Hubiera sido mucho más fácil domesticarlos y hacerlos parte de nuestra sacra familia, peeero no tienen ébola. Por supuesto, me opongo igualmente a que los cocodrilos devoren a sus crías, a que los chimpancés rebañen cráneos de otros chimpancés, a que los leones aniquilen a los cachorros del rey depuesto, a que los lobos asesinen a las ovejas antes que nosotros, a que ¡las hienas, encima, se rían de todo esto! La vida es cruel... pero Excálibur era único, como la reina que se lo llevó, Anartura (aquí te pillo, aquí te) Mato.


Para terminar, quisiera hacer un llamamiento sobre unos seres vivos, salvajes y protegidos por nosotros (sus depredadores artificiales) que resultaron fulminados hace tiempo por la carísima escopeta de un afamado primate, Sir Blesa. Nadie se manifestó por ellos ¡y eso que las víctimas cagaban en el campo y en manada! sin molestar a nadie, señora de la protectora... Para mí que la pira funeraria de nuestro bienamado Excálibur escupe su humo sobre otras cacerías mucho más peligrosas y asesinas. Lo llegamos a saber y hubiéramos ido prestos a domesticar a los gañanes y cetreros de la gaviota que nos sacrifican a la diosa Europa como... ¿perros?
Miguel Blesa, tras cazar un león, en Tanzania, en 2008.

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