7/11/18

El Policínico se muda a Wordpress: https://editachera.wordpress.com

Amigos, amigas. por motivos mundanos y lunares, los que hacemos posible este blog nos mudamos al siguiente enlace:

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Aquí ya no publicará ni dios, ergo...
¡Nos vemos en la otra orilla!

Gracias

16/12/17

La PESTE de 1649 quizás haya sido la mayor catástrofe padecida por Sevilla y la crisis epidemiológica más mortífera conocida por una ciudad en este país. Murieron al menos 60 000 personas (de un población total de más o menos 130.000), lo que representaba el 46 % de sus habitantes. 

Sevilla hasta ese momento fue la capital económica del imperio, una ciudad sumamente cosmopolita, que a duras penas conservaba el monopolio del comercio con América. A partir de aquel horror, nuestra ciudad entró en una profunda crisis y jamás volvió a recuperarse del todo. La muerte, representada en sus Cristos, imágenes y tradiciones quedó grabada a fuego para siempre en la ciudad de la Contrareforma y de la Purísima Concepción. Somos, para bien o para mal, fruto de aquella epidemia, de la Buena Muerte, del Buen Fin, de Valdés Leal.

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El dogma impuro de la Pura Concepción



Hace 163 años, el 8 de diciembre de 1854 para ser exactos, a través de la carta apostólica Ineffabilis Deus', el Papa Pío IX decidió oficialmente que la Virgen María estaba libre del Pecado Original que a todos nos acompaña por el simple hecho de haber nacido... 
Para llegar a esta "empírica" conclusión, Pío IX se hacía eco de una fuerte devoción popular por la Inmaculada Concepción, matrona de casi todo, más fuerte y poderosa que la misma Virgen María (aunque sean la misma persona: Cosas del catolicismo...), arraigada sobre todo en la ciudad de Sevilla quien la exportó al resto del imperio español a través de su puerto y sus marineros. El papa Pío para ello, formó una congregación de cardenales y teólogos, que opinaron sobre la posibilidad de que la Inmaculada Concepción de María fuese definida como dogma, que es la forma que usa la iglesia para definir la "verdad" sobre sus ídolos.
Siguiendo la propuesta de esta comisión, Pío IX pidió a todos los obispos del mundo su opinión sobre la definición dogmática. Respondieron a la consulta 603 obispos: 546 dieron su parecer favorable y desde entonces, la Inmaculada Concepción de María es dogma. Es decir, tan cierto para la parroquia católica como que 2 más 2 son cuatro. 
María, la madre de Jesús, a lo largo de la historia, concilio tras concilio y por pura decisión humana ha sido lavada de "mancha" hasta resplandecer como una santa patena. De hecho y por dogma, conserva el himen antes, durante y después de haber parido al niño dios. Con todo el respeto a sus seguidores, creo que la IC de María responde a la mágica idealización de la mujer de una época pretérita, la perfecta señora del heteropatriarcado condenado a evolucionar o desaparecer, a pesar de Sevilla..