25/10/14

Del Nido Bllues: Carta a José María


¿Quién dijo que fuera a ser fácil, José María? Son estos momentos los que aplastan al más curtido de los hombres contra las fríos barrotes del trullo. Son éstos, y no los ya lejanos tiempos de la gloria Sevillista o los del pelotazo costasoleño, los que definen la forja de los verdaderos hombres. Ya sabes, aquellos que llevan su apellido por delante, a bayoneta calada, caiga quien caiga y si es uno el que lo hace, pues se levanta, que son muchos los que te observan ahí fuera y los Del Nido son harina sucia de otro costal. Tu familia te esperará siempre y tu padre te acompañó desde que viniste al mundo y no lo dejará de hacer ahora, esté donde esté.

Desde que vuestro apellido salió al hervidero de la transición, se podía comprobar la dureza de vuestra estirpe, lo decidido de vuestra apuesta por la España de guerreros del antifaz y la cadena. Había que actuar cuanto antes contra la turba de rojos que os amenazaban y Fuerza Nueva era la solución. Y eso era así y punto, José María. Papá abrazó apasionadamente la vieja causa, besó la extrema derecha de Don Blas Piñar, erigiéndose como jefe de la formación política en Andalucía. Y tú, José María, te lanzaste a pilotar las españolísimas Juventudes de Fuerza nueva al asalto de las calles de tu ciudad. Sí señor, había que ser guerrillero de F/N o de Cristo Rey, aquellos ‘hombres de bien’ que ponían a España por encima de sus vidas de postín y se hacían respetar mediante palizas, atentados, asesinatos… como dios manda. Dignos herederos del fascismo franquista más... revelador.
Papá por entonces, se presentó a las elecciones de 1977 como senador por el partido ‘Alianza Nacional 18 de julio’, coalición formada por Círculos Doctrinales José Antonio encabezados por Diego Márquez Horrillo, la Agrupación de Juventudes Tradicionalistas, la Confederación Nacional de ex Combatientes, de José Antonio Girón de Velasco y Fuerza Nueva, claro. Ya en 1982 volvió a presentarse, también sin éxito, como diputado al Parlamento andaluz por Fuerza Nueva. Y a ti, José María, tras muchísimas correrías sufridas por centenares de sevillanos que aún te recuerdan con rabia, a ti, te pillaron.

Sí, te arrestaron. Tu nombre apareció en El Correo de Andalucía el 25 de noviembre de 1978, presuntamente relacionado con una paliza salvaje a Jesús Damas, militante del PTE, en una de vuestras correrías por los barrios de Los Remedios o el Arenal, donde teníais vuestra sede. En concreto, en la calle Harinas, Allí fue dónde ocurrieron los famosos disturbios de la manifestación por la autonomía de Andalucía del 4 de diciembre de aquel mismo año. Ya sabes, esa mañana que, ante la impasibilidad policial, empezasteis a tirar cajas de botellines a la multitud y a pasear alguna pistola por ese balcón neomudéjar. Qué tiempos, José María…


Luego estudiaste Derecho y se te dio bien. Montaste tu propio bufete de abogados con la ayuda de papá, y adquiriste la experiencia que debías como defensor de “patriotas”. Es el caso del militar golpista, Manuel Fernández Hidalgo, procesado en 1984 por el intento de golpe de Estado del 27-O y un par de años más tarde, en una especie de episodio de Martínez el Facha,  asumiste la defensa del un coronel del ejército, Carlos de Meer, acusado de intentar financiar un golpe de Estado ultraderechista en España con dinero de Gadafi. Después de aquello, echaste el velo al fascio y te dedicaste a engordar la cartera, la minuta, el taco, que por entonces y hasta hace muy poco era algo que no daba tantos disgustos.


Sevillismo, la gloria y la caída

Así que nuevamente de la mano de papá, exvicepresidente del Sevilla F.C. en los 60, entraste en esa especie de cementerio de dinosaurios de la política que era el fútbol. Ahí conociste el tremebundo poder del circo y cómo te gustaba… Por supuesto conociste igualmente a cantidad de personajes de alcurnia como Gil y Gil, con el que ya tras hacer algún que otro business (traspaso de Simeone) saliste del Sevilla (1995) para entrar de lleno y por la puerta grande en la cornucopia del ayuntamiento marbellí. A tope, José María. Aquí empezaba lo bueno, pero olvidaste que ya te pillaron una vez…

Llegas a la presidencia del Sevilla en 2002, magreas literalmente a la gloria: 2 Copas de la UEFA de manera consecutiva, 2 Copas del Rey, 1 Supercopa de España y una Supercopa Europea… y eres condenado por la Audiencia Provincial de Málaga a siete años de cárcel por el cobro fraudulento de servicios prestados al Ayuntamiento de Marbella (“caso Minutas”).

La primera vez te soltaron porque la policía y la justicia era otra, José María, pero ahora… Que sí, que todo ese puñado de buenas personas que son los presidentes de los clubs de fútbol españoles, con Ángel Villar a la cabeza, están realizando una campaña para conseguir tu indulto, que el descamisado de Jesús de la Morena no come ni duerme desde que tú lo haces en el penal, al igual que el alcaldísimo Zoido, quien llegó a decir compungido que tu condena era “una mala noticia para la ciudad”. En fin...


El caso. José María, es que empatizando hasta dónde se puede con tu oxidado calibre, me es obligado preguntarse sobre cómo el muy católico y vehemente de tu progenitor, sobrellevó la sombra de su modélico hijo a lo largo de sus últimos días. Me pregunto si a los que cocináis todo este depravado magma de odios y corruptelas, os asalta la reparación de vuestros desmanes, o si al menos os sobreviene el arrepentimiento, el quedar a bien con vuestros paisanos, vuestros COMPATRIOTAS (y te lo pongo con mayúsculas), vuestros mismos seres queridos o al menos con vuestro dios, del que todo el mundo conoce su fatídico juicio sin abogados. Me pongo en tu piel y creo que son vuestras conciencias las que os lo impiden. Porque la conciencia del poderoso medio español suele ser heredada de sus ilustres antepasados, que apostaban litros de sangre o sudor ajenos por un futuro mejor para los suyos, esos malditos ‘suyos’ que lo justifican todo. Y dios o el confesor de turno están ahí porque saben mirar para otro lado.


Mi intención no es, sin estar libre de cientos de pecados, tirar una primera piedra de ciudadano dolido, indignado o resentido, sino la de entender a estas estirpes, a estas familias que nos persiguen con sus apellidos de doble filo a lo largo y ancho de los tiempos. Se educan con vidas ejemplarizantes de hombres que no lo fueron, pero que conservan sus retratos colgados de lo alto de la chimenea, o sus bustos en algún rincón cagado de la ciudad. El Sevilla F.C. contará las inmortales hazañas de esta honorable familia, entre copas de plata que huelen a victoria, cual napalm por la mañana ¿pero omitirá la verdadera historia de la calaña? ¿esa que aún nos afecta a todos? El fútbol es fútbol y esto es un axioma de Perogrullo. Los Del Nido son otra cosa. La cosa.

Y el niño...

21/10/14

El Cantón Andaluz de Sevilla

Pi y Margall ante un pueblo 'jovenzuelo' que no entiende sus buenas lecciones

Es la Primera República Española (1873-1874) una época tan apasionante como delirante, por la naturaleza revolucionaria y sangrienta de sus hechos. Sucesos como las Revoluciones Cantonales han sido muy escasamente divulgados, hasta el punto de pasar desapercibidos por la mayoría de los que actualmente defendemos la llegada de la Tercera República o el federalismo.

Todo empezieza tras la revolución conocida como  La Gloriosa, iniciada en Cádiz el 19 de septiembre de 1868, y que da inicio a la convulsa etapa del Sexenio Revolucionario  (1868-1874). Tras sucesivos gobiernos y una monarquía parlamentaria (la del rey Amadeo I de Saboya) se proclama la primera República Española en 1873. Es entonces cuando sube al poder el presidente federalista de la Primera República Española, Pi y Margall, que tiene el valor de promover reformas en España hacia una mayor descentralización administrativa y más autonomía de las provincias, con la idea de crear una República Federal "desde abajo" (¿os suena?). Para ello se reconocieron 15 estados federales que, junto al fervor republicanista, provocaron que cantidad de ciudades se declararan cantones independientes: Cartagena, Cádiz, Torrevieja, Almansa, Granada, Castellón, Málaga, Salamanca, Valencia, Bailén, Andújar, Tarifa, Algeciras, Alicante, Sevilla…

El cantón de Sevilla, o Cantón Andaluz de Sevilla, se desarrolla en una primera fase más radical a finales de junio de 1873 y ¡dura dos días! Este primer alzamiento cantonal es protagonizado por los correligionarios del Partido Republicano de Pi y Margall y las clases trabajadoras, que inspiradas por las nuevas corrientes anarquistas bakuninistas y sobre todos de Proudhon, propugnaban el anarquismo en un contexto de República, en el sentido de res publica, o sea, de cosa pública. Todo esto casa bien con las ideas cantonales. Y es que la existencia de anarquistas en Sevilla es notable y a los andaluces nunca nos molestaron los ‘reinos’ de Taifas. Pues eso, dos días dura el cantón hasta que es disuelto por La Rosar, un gobernador civil con mala leche y con 50 soldados. Nadie le hace sombra en su paseo por Sevilla hasta que finalmente arresta a los cabecillas federalistas.

El segundo cantón, de todas maneras, llega bien pronto. La independencia de Sevilla se proclama con el Alcalde, los jefes y subalternos de los voluntarios republicanistas principalmente, nada más y nada menos que el 18 de julio en el Convento de los Terceros Franciscanos. Y es que el conocido edificio, tras la desamortización de Mendizábal, había sido transformado en cuartel. Es allí dónde se crea el Cantón Federal de Andalucía la Baja.

El Cantón andaluz de Sevilla, aceleradamente y entre otras muchas medidas, determina a través de su recién creado Comité de Salud Pública, avances sociales inusitados para la época: Para su funcionamiento se crearon las secciones de Gobierno, Guerra y Hacienda. Se acordó la secularización de los cementerios y el desestanco del tabaco para venderlo a precios populares, se decretó la jornada laboral de ocho horas, o el derecho al trabajo como derecho vital. Asimismo, se determinó la separación de sexos en el trabajo y que los conflictos laborales se resolviesen mediante el advenimiento entre ambas partes. También se creó un batallón de 800 hombres con gorras rojas y alpargatas de esparto que fueron llamados "guías de Sevilla".

El mito de la guerra que perdió Sevilla contra Utrera

España se tira de los pelos ante tanto revolucionario
Tan sólo tres días después de la segunda proclamación del cantón sevillano, un grupo de Voluntarios de Sevilla, comandados por un tal Carreró, se dirige a socorrer a los cantonalistas de Jerez contra la represión militar unionista. Se detienen en Utrera, localidad sevillana que andaba a punto de erigirse en cantón independiente en mitad de la fiebre revolucionaria que invade la baja Andalucía. Los utreranos andan al quite con los resabiados de la capital, que esperan se sumen en buen número a la lucha por la causa federalista hispalense. Utrera arma a 800 hombres para demostrar que no anda por la labor y cuando se reúnen en muy buena onda los representantes cantonales de Sevilla y Utrera, los voluntarios de la República arman la zapatiesta... Un lugareño, al invitarles a marcharse ante su reiterada "intransigencia", provoca que los impetuosos voluntarios griten vivas a la república federal y social, con el consiguiente tiroteo y la muerte de muchos de los allí presentes. Gran parte de los cantonalistas sevillanos acaban en prisión, de dónde son finalmente liberados por las gestiones de los líderes Mingorance y Ponce, que se ven obligados a acudir desde Sevilla con refuerzos y con el diputado por Utrera, Diego Sedas, como mediador. Cada uno de esos prisioneros resultaba indispensable para defender Sevilla de un ataque inminente del gobierno central y antirrevolucionario.

El fin del Cantón Andaluz

Pavía haciendo de soldadito español
El general Pavía, al frente del ejército, rehúsa de mediaciones para atacar Sevilla. Inicia su asalto a la ciudad por la zona más fortificada, intentando provocar lo que él denomina como “calaverada militar”, o una escabechina entre sus propias tropas, que produzca el afianzamiento de la fidelidad de sus hombres y de los que no se fiaba un pelo. Así se las gastaba Pavía. En la misma Puerta de la Carne y aledaños cayeron 300 militares gubernamentales bajo el fuego de la artillería cantonal, lo cual no impidió la ocupación de la ciudad. Cantonalistas mueren muchos cientos más, que por supuesto, no se molestan en contabilizar. El 2 de agosto de 1873 se acaba todo. Pavía, como buen patriota del antiguo régimen, nombró como regidor de las instituciones a republicanos conservadores y a un buen número de monárquicos, desarmó a toda la milicia y reprimió a los cantonales sin miramientos. Se trataba de extirpar el apoyo a la República, y las bases del federalismo con los movimientos de las clases trabajadoras que  los fundamentaban.

El 3 de enero de 1874, el mismo Pavía protagonizaba el famoso golpe de estado, en el que invadía a caballo el congreso de los diputados con la guardia civil. Después, procedió a disolver de la Asamblea. Una coalición de progresistas y unionistas se hizo con el poder y convirtió al general Serrano en nuevo presidente de la República, que en la práctica se había convertido en una dictadura militar.

Llega el momento de la aparición del archicantado Alfonso XII, hijo de Isabel II, quien es presentado como pacificador de España y como la regia figura ideal para rellenar folletines para damiselas, con su sevillana señora, María de las Mercedes, y su tuberculosis mortal. Se abre la decadente etapa del ‘Regeneracionismo’ que duraría hasta 1923.

Pavía pone fin a la 1ª República con la toma del  Parlamento

Padre cierto


Voy a hacerte un hijo
para que me haga comprender
 tu muerte
mi muerte
la crueldad y la tierra.

Voy a hacerte ese hijo
nacido para sentir
que nadie nos espera
más allá de tu verdad
que siendo relativa
rabia recién depuesta.

9/10/14

¡Excálibur somos todos!



Me pongo en lugar de la mascota encerrada en casa de esos humanos, 'amantes de los animales'. Esa criatura que sale (si lo hace) 2 veces al día a defecar en la vía pública de los malvados urbanitas. Esa inocente que tiene como dieta única las malditas bolillas del amor perruno. Ese bello animal que a menudo es desorejado, capado o "descelado" por su 'bien' y no digamos, por el de su 'familia' sapiens. Pero ella, la mascota, sólo sabe que es feliz junto a los suyos, que para eso es lo único que conoce y lo último que conocerá, si no es abandonada antes cual humano anciano en la 'carretera de Mamona', claro...
No olvidemos que la mascota no tiene por qué responder solamente a la familia de los cánidos. También puede ser gatete, pájarico (¡los hay que parlan!) conejo tambor, iguana de secano, jabalí de barrio, pez fofito, araña (¡carnívora!), grillo (¡se los come la araña!) y así hasta centenares de seres vivos, que pueden llegar a ser muy queridos por su 'familia' de adopción. La mascota, por regla general, son ele ejemplo viviente del mito de la Caverna de Platón; bueno, de la Caverna y del piso de protección oficial... Y tú, amo y señor de la covacha eres la sombra chinesca que desfila ante sus ojos ¡eres dios! Aprovéchate de ser amado incondicionalmente, sin reproches, como siempre te mereciste a lo largo de tu azarosa vida. Aún así, no te confíes, tu poder en la Covacha es limitado y el libre albedrío también afecta a tus bichos. Hay que estar encima de ellos para que no se junten con amistades cochinas ni enfermedades esdrújulas en el patio de la Gruta, que luego van y los sacrifican, y la Caverna, el piso o lo que fuere, vuelve a ser lo que era y a lo mejor no te gusta. Nada.
Por otra parte, quisiera recordar en este artículo animal, el 'genocidio' que se produce en nuestros mataderos, dónde decenas de vacas risueñas, entrañables borreguitos, guarros campechanos... son sacrificados a diario para hacer del 'montaíto de lomo' terrorista el puto amo de la hostelería carnicera. Hubiera sido mucho más fácil domesticarlos y hacerlos parte de nuestra sacra familia, peeero no tienen ébola. Por supuesto, me opongo igualmente a que los cocodrilos devoren a sus crías, a que los chimpancés rebañen cráneos de otros chimpancés, a que los leones aniquilen a los cachorros del rey depuesto, a que los lobos asesinen a las ovejas antes que nosotros, a que ¡las hienas, encima, se rían de todo esto! La vida es cruel... pero Excálibur era único, como la reina que se lo llevó, Anartura (aquí te pillo, aquí te) Mato.


Para terminar, quisiera hacer un llamamiento sobre unos seres vivos, salvajes y protegidos por nosotros (sus depredadores artificiales) que resultaron fulminados hace tiempo por la carísima escopeta de un afamado primate, Sir Blesa. Nadie se manifestó por ellos ¡y eso que las víctimas cagaban en el campo y en manada! sin molestar a nadie, señora de la protectora... Para mí que la pira funeraria de nuestro bienamado Excálibur escupe su humo sobre otras cacerías mucho más peligrosas y asesinas. Lo llegamos a saber y hubiéramos ido prestos a domesticar a los gañanes y cetreros de la gaviota que nos sacrifican a la diosa Europa como... ¿perros?
Miguel Blesa, tras cazar un león, en Tanzania, en 2008.