4/2/16

El doctor Monardes y su fascinante huerto de calle Sierpes

Nicolás Monardes (1493 - 1588) fue un médico y botánico sevillano del Renacimiento, brillante y pionero en su ciencia. Este hombre tuvo la suerte de convivir con el esplendor del puerto oficial de las Indias Occidentales, la metrópolis que por entonces era Sevilla, entrada y salida de todo tipo de seres y productos exóticos nunca vistos hasta entonces en occidente. Monardes, sin duda, era un humanista inquieto e inusual para la época, un visionario que tiró de huerto propio en plena calle Sierpes, para investigar las plantas medicinales americanas y otras que por sus manos curiosas fueron pasando, marcando de esta manera todo un hito en la ciencia.


Su trabajo más significativo al respecto fue «Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales», que estudiaba los productos y medicinas provenientes del Nuevo Mundo explorando sus propiedades farmacológicas. Todo ello gracias a su huerto de la calle Sierpes, donde pudo cultivar y experimentar con cantidad de plantas americanas aún desconocidas, describiendo por primera vez muchas especies como el cardo santo, la cebadilla, la jalapa, el sasafrás, el guayaco, la pimienta, la canela de Indias, el tabaco (del este último escribió maravillas sobre sus propiedades medicinales, por cierto).

Por otra parte, se puede decir que este científico andaluz introdujo en Europa frutos nuevos como la piña tropical, el cacahuete, el maíz, la batata, la coca (de la que dijo que proporcionaba fuerza y actividad en los indios pero que creaba dependencia), la zarzaparrilla, el guayacán (del que apuntó que servía para el tratamiento de la sífilis).

Asimismo, Monardes realizó también importantes libros y tratados, como «De Rosa et partibus eius» acerca de las rosas y los frutos cítricos -aún muy desconocidos-, o el curioso «Tratado de la nieve y del beber frío» en el que estudia la nieve  y sus gélidas propiedades...


Su contribución fue muy relevante, de ahí que su obra fuera traducida a las principales lenguas de la época y tuvo una enorme influencia en la farmacognosia de Europa durante siglos. Pero en Sevilla, en Andalucía y en España no lo conoce ni Perri.