16/12/17

La PESTE de 1649 quizás haya sido la mayor catástrofe padecida por Sevilla y la crisis epidemiológica más mortífera conocida por una ciudad en este país. Murieron al menos 60 000 personas (de un población total de más o menos 130.000), lo que representaba el 46 % de sus habitantes. 

Sevilla hasta ese momento fue la capital económica del imperio, una ciudad sumamente cosmopolita, que a duras penas conservaba el monopolio del comercio con América. A partir de aquel horror, nuestra ciudad entró en una profunda crisis y jamás volvió a recuperarse del todo. La muerte, representada en sus Cristos, imágenes y tradiciones quedó grabada a fuego para siempre en la ciudad de la Contrareforma y de la Purísima Concepción. Somos, para bien o para mal, fruto de aquella epidemia, de la Buena Muerte, del Buen Fin, de Valdés Leal.

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El dogma impuro de la Pura Concepción



Hace 163 años, el 8 de diciembre de 1854 para ser exactos, a través de la carta apostólica Ineffabilis Deus', el Papa Pío IX decidió oficialmente que la Virgen María estaba libre del Pecado Original que a todos nos acompaña por el simple hecho de haber nacido... 
Para llegar a esta "empírica" conclusión, Pío IX se hacía eco de una fuerte devoción popular por la Inmaculada Concepción, matrona de casi todo, más fuerte y poderosa que la misma Virgen María (aunque sean la misma persona: Cosas del catolicismo...), arraigada sobre todo en la ciudad de Sevilla quien la exportó al resto del imperio español a través de su puerto y sus marineros. El papa Pío para ello, formó una congregación de cardenales y teólogos, que opinaron sobre la posibilidad de que la Inmaculada Concepción de María fuese definida como dogma, que es la forma que usa la iglesia para definir la "verdad" sobre sus ídolos.
Siguiendo la propuesta de esta comisión, Pío IX pidió a todos los obispos del mundo su opinión sobre la definición dogmática. Respondieron a la consulta 603 obispos: 546 dieron su parecer favorable y desde entonces, la Inmaculada Concepción de María es dogma. Es decir, tan cierto para la parroquia católica como que 2 más 2 son cuatro. 
María, la madre de Jesús, a lo largo de la historia, concilio tras concilio y por pura decisión humana ha sido lavada de "mancha" hasta resplandecer como una santa patena. De hecho y por dogma, conserva el himen antes, durante y después de haber parido al niño dios. Con todo el respeto a sus seguidores, creo que la IC de María responde a la mágica idealización de la mujer de una época pretérita, la perfecta señora del heteropatriarcado condenado a evolucionar o desaparecer, a pesar de Sevilla..

14/12/17

Almanzor: Al Andalus vs nuestra memoria



Algeciras fue treddin topic anoche, ya que los futboleros del mundo confundían nuestro topónimo andaluz con el del equipo catarí que jugaba con el Real Madrid, el Al Jazira Club. No es la primera vez que el personal se lía en masa con ambas denominaciones, pues son harto similares. Lo que me sigue llamando la atención es que los aborígenes de mi tierra y de toda España, se mofen de aquellos que se confunden con 2 topónimos calcados, como si nuestra Algeciras tuviera que ser una ciudad obligatoriamente conocida por todo el universo.

El caso es que Al-jazira significa lo mismo que Algeciras en árabe, que es del idioma de donde proceden ambos términos: isla o península. La península arábiga y la “mini” de Giblaltar para ser más exactos. Los andaluces no es que nos olvidamos de lo que somos, sino que no sabemos de dónde venimos, y lo hacemos de Al Andalus. 8 siglos de convivencia pisoteada por los libros de historia y por la educación oficial española, que es la propia de los pueblos del norte, que para eso la escribieron.


Un ejemplo de esto es el de Almanzor, el gran estadista y militar (ese que estudiamos como "terror de la cristiandad") nacido muy cerca de Algeciras. Almanzor no era moro, sino andaluz, por mucho que lo denosten o ninguneen los libros de texto que encontramos. Nuestro pasado, tu pasado, nuestra historia andaluza como pueblo está por “descubrir” y es absolutamente apasionante, diferente a todas e inclusiva como ninguna. Necesitamos de nuestra memoria. Sin banderas. Sin nacionalismos.